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AUTORES
Al
hablar de la Comparsa de los Caldereros de la Hungría
tenemos que hacerlo sobre personas concretas que hicieron
posible en gran medida la creación de esta comparsa.
Todos sabemos que la música, cómo no, la
escribió Raimundo Sarriegui. Pero no sabemos tanto
de los que escribieron las letras. Las escritas en castellano
fueron creación de Adolfo Comba y García,
y la letra en euskera de “Famaranen otsak”
es obra de Victoriano Iraola Aristiguieta. Desconocemos
quién ideó la letra del llamado “Canto
Húngaro”, aunque sabemos que no está
escrita en idioma propiamente húngaro. Parece ser
mezcla de algún dialecto, con palabras en alemán
y seguramente con aportación de la inventiva donostiarra.
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RAIMUNDO
SARRIEGUI ECHEBERRIA (1838 – 1913)
Nació
en Donostia el 15 de marzo de 1838 a finales de la primera
guerra carlista, en el seno de una familia de labradores.
Desde
pequeño estuvo relacionado con la música.
Comenzó siendo tiple en la iglesia de Santa María
y posteriormente fue reconocido tenor en la Parroquia
de San Vicente. Fue discípulo del maestro Santesteban
el “maisuba” y su alumno preferido. Creó
y dirigió su propia charanga, “La Cítara”,
y colaboró con el movimiento musical donostiarra
de aquella época, “La Euterpe”. Compuso
música para el Carnaval Donostiarra, como la Comparsa
del Dios Momo, Comparsa de los Caldereros de la Hungría,
Comparsa de Iñudes y Artzaias, Caballería
de Gallos, Caballería de viejas, Entierro de la
Sardina… Sus obras más conocidas son, por
supuesto, los Tatiago, Iriyarena… que forman la
Comparsa de la Tamborrada. En 1861, sin cumplir todavía
23 años, compuso la Marcha de San Sebastián.
Pero
también escribió otro tipo de obras musicales
como la zarzuela “Pasayan” ó “Petra
Chardiñ saltzallia”. También escribió
obras para voces, como “Beti maite” ó
“Illunabarra”, esta con letra del poeta tolosarra
Ramón Artola. También escribió para
txistu un “Contrapás” dedicado a su
ahijado Eusebio Basurko, un “Minueto”, o el
conocido “Alkate soñua” que hoy en
día interpreta la Banda Municipal de Txistularis
cuando acompaña al Ayuntamiento donostiarra en
corporación.
Fue
el compositor de la música popular, música
que el pueblo escuchaba, cantaba y bailaba con alegría
y sencillez. Y así continuamos los donostiarras
de hoy.
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ADOLFO
COMBA Y GARCÍA
Nació
en Jerez, Cádiz, a mediados del siglo XIX en el
seno de una familia acomodada. Estaba obsesionado su progenitor
en contar con un hijo marino pero su hijo mayor, Juan
Comba, se inclinó por la pintura llegando a ser
un gran pintor y consumado dibujante ilustrador. Su agilidad
artística, acertada captación de los acontecimientos
y su veracidad en la exposición de los mismos a
través del dibujo le facilitó el rápido
triunfo en las páginas de muchas publicaciones.
Su maestría como pintor le llevó a ser el
pintor de cámara de SS.MM. Don Alfonso XII, Doña
María Cristina y Don Alfonso XIII
Continuaba
su padre con la idea de tener un hijo marinero, pero su
otro hijo, Adolfo, tampoco culminó la idea de su
padre, haciéndose ingeniero agrónomo y llegando
a ser director de la Granja Experimental de Jerez, donde
escribió varios e interesantes obras, entre ellas,
el Manual de Geometría Plana. En 1881 encontramos
noticias suyas en Donostia pues desde este año
desempeñó, entre otras labores, la de profesor
de Aritmética y Geometría práctica,
y de Aritmética Comercial en la Escuela de Artes
y Oficios, escuela que el Ayuntamiento tenía en
la ciudad. Hasta que el 8 de octubre de 1897 renunció
a su plaza como profesor debido a su traslado, por motivos
laborales, a Madrid.
En
estos años Adolfo Comba se integró plenamente
en el ambiente cultural y festivo donostiarra. Así
nos lo demuestran la cantidad de poemas, versos y otro
tipo de publicaciones sobre diferentes temas que escribió
en su estancia entre nosotros. Publicó varios trabajos,
entre ellos “El labrador guipuzcoano” sobre
su vida y costumbre (Rev. Euskal Erria. 1900). En 1883
publicó la “Memoria sobre la ganadería
de Guipúzcoa y sus industrias similares, medios
de evitar su decadencia y fomentar su desarrollo”.
Fue autor del “Manual de aritmética práctica
para uso de los alumnos de las escuelas de artes y oficios”
publicado en San Sebastián por F. Journet en 1895
y dedicado al Director de la Escuela de Artes y Oficios
de Barcelona.
Escribió
en 1881 las letras de la “Marcha Real del Carnaval”
y del “Tango Real”. En 1882 escribió
la letra del “segundo Himno” de esta Comparsa;
En 1884 creó las letras del “Himno en el
jardín” y en 1887 la “Marcha”
de la Comparsa de Jardineros. Pero su trabajo más
conocido por los donostiarras de hoy son las letras que
escribió, en 1884, para la Comparsa de los Caldereros
de la Hungría.
Participó con sus versos en la Estudiantina, compuesta
de unos cien jóvenes de todas las clases sociales,
que la sociedad “La Fraternal” organizó
en enero de 1885, tras los terribles terremotos ocurridos
en su Andalucía natal, “…con objeto
de implorar la caridad de este generoso vecindario y contribuir
a aliviar la triste suerte de los pueblos de la hermosa
Andalucía, a quienes las grandes catástrofes
de estos días han sumido en la miseria y el desconsuelo”,
como podemos leer en “La Voz de Guipúzcoa”
de 1885.
También
participó en el recibimiento y homenaje que San
Sebastián tributó a los remeros donostiarras
vencedores de la regata que el 2 de diciembre de 1890
se celebró entre las traineras de Ondarroa y Donostia,
con Luis Carril como patrón de la trainera donostiarra.
En
1890 fue uno de los 328 vecinos de Donostia de todas las
clases sociales que pidieron al Ayuntamiento que el día
de Carnaval se corriera el buey ensogado, fiesta que el
Ayuntamiento pensaba suprimir argumentado que coincidía
con una novillada.
En mayo de 1894 encontramos a Adolfo Comba como integrante
de la comisión especial de festejos que debía
confeccionar el programa de festejos para el verano de
este año.
Y
así en innumerables actos y festejos hasta que,
como hemos comentado anteriormente, en 1897 tuvo que trasladarse
a Madrid. El 13 de octubre de ese año el alcalde
de la Ciudad le envió una carta en nombre de la
corporación en la que agradece los “buenos
y excelentes servicios que durante muchos años
ha prestado V. en pró de la enseñanza en
nuestro centro docente, de los cuales guardamos grato
recuerdo”. Y el día 15 del mismo mes Adolfo
Comba envía una carta de contestación al
Ayuntamientos de San Sebastián en la que escribe:
“…no puedo menos de manifestar á esa
Excma. Corporación mi profundo agradecimiento por
las lisonjeras e inmerecidas frases que me dedican que
jamás olvidaré, puesto que lleno de buen
deseo y amante de la clase obrera, he procurado solamente
cumplir siempre con mi deber; viviendo eternamente en
mi memoria el grato recuerdo de esa encantadora Ciudad
y sus nobles hijos, y el del para mi siempre venerado
solar guipuzcoano”.
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BITORIANO
IRAOLA ARISTIGIETA (1841 – 1919)
“Famaren
otsak goititutzen du merezí duben erriya…”
Así comienza la única canción en
euskera de la Comparsa de Caldereros, cuyo autor fue Victoriano
Iraola.
Según
nos cuenta Gotzon Egia en su libro “Donostiar haien
garaia” (Alberdania – 2002) Iraola nació
en Pasajes de San Juan, aunque vivió toda su vida
en Donostia. Casado con la azpeitiarra Catalina Alvarez,
tuvieron dos hijas, Dolores y María.
Era
propietario de una pequeña imprenta situada en
el nº 5 de la calle Legazpi, en el mismo lugar donde
tenía su vivienda. Era una persona alegre, siempre
de buen humor.
Escribió
mucho y en diversos estilos y formas. Siempre en euskera.
Publicó cantidad de poemas en la mayoría
de las revistas, como Euskal Erria, Euskaltzale, Ibaizabal,
Revista Euskara de Navarra, Euskal-Esnalea… Para
el teatro escribió “Bi ichubak” (1884),
“Orentzaro gaba” (1894). Fue el autor de la
letra de la zarzuela “Petra chardiñ saltzallia”
(1888) cuya música compuso Raimundo Sarriegui.
También escribió muchos cuentos que el P.
Zavala recogió en la colección “Auspoa”
con el título “Oroitzak eta beste ipui asko”.
Era también un gran dibujante; En este libro citado
publicó dos retratos, uno de Bilintx y el otro
de Cayetano Sanchez Irure. En el semanl “El Thun
Thun”, que él mismo fundó, publicó
innumerables dibujos y cómics.
Fue
uno de los fundadores de la “La Unión Artesana”,
por lo que todos los años la tamborrada hacía
una parada frente a su domicilio.
Durante
años fue concejal en el Ayuntamiento donostiarra.
En los tiempos en que los monarcas veraneaban en Donostia,
Iraola era republicano y autonomista. Trabajó incansablemente
a favor del euskera y de las costumbres vascas. Era, además,
amante y defensor de un festejo popular muy arraigado
en Donosita: la sokamuturra.
Falleció
en Donostia el 19 de septiembre de 1919.
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